La madera es un material natural, orgánico, con vida propia. Esta vida genera su propia personalidad: nudos, color, tratamientos, la climatología, el paso del tiempo, el trato y el uso que se le ha dado. Todo esto configura la vida de una puerta y la madera ese material tan noble, con tanta historia.
La puerta es un objeto que muchas veces no valoramos, pero es muy especial, es la tarjeta de presentación para un espacio o casa, es la primera impresión que recibe el visitante. Puede acercar al que ve nuestro estilo, comenzar a valorar la importancia que damos a la decoración.
En G48 estamos recuperando puertas de madera maciza, algunas de ellas con mas de 150 años de antigüedad. Parece una tarea ardua, pero con poco se les puede sacar todo su esplendor. Desde lijarlas, nutrirlas, proteger la madera, dejarla desnuda, pintarlas, lacarlas, tapar o potenciar sus imperfecciones.
Además las puertas tienen sus propios «complementos»: con o sin manillas, con o sin pomos, con o sin tirador, con o sin herrajes; todos ellos de múltiples materiales, colores y diferentes acabados.
Dependiendo del contexto, la pared, las texturas o de los colores que las rodean, dan siempre un aspecto diferente, distinguido, cálido y acogedor.
Con la colaboración de nuestros gremios: carpinteros, pintores, lacadores, la transformación queda impresionante.